lunes, 31 de mayo de 2010

Peleando en la calle: Técnica (parte II).

"Es inútil decirle a un río que deje de correr: lo mejor es saber cómo nadar en la dirección en que fluye"

He extraído ésta cita anónima, curiosamente, de un libro de marketing que he sacado de la biblioteca justo hoy. Creo que explica fielmente muchas teorías que he expuesto en éste blog, y encaja perfectamente con el hilo del tema con el que continuaré.

Ésto es una recopilación que he desarrollado y ampliado de distintas enseñanzas que he encontrado en el "Libro de los Cinco Anillos" (Gorin no sho) de Musashi Miyamoto, "El Arte de la Guerra" de Sun Tzu, la filosofía del gotompo (arte del entorno) del Ninjutsu y algunos conceptos del "Tao de Jeet Kune Do" de Bruce Lee.

Muchas personas piensan que la mejor manera de evitar un combate es parecer más fuerte, y es cierto, pero en muchos casos lograrlo se basa en el factor intelectual. Saber "seguir la direccion del rio", o coloquialmente "de qué pie cojea cada uno" nos permitirá en múltiples ocasiones salvarnos de situaciones complicadas. Como decía O-Sensei Ueshiba, la mejor victoria es aquella que se logra sin pelear. Pero en éste caso, nos encontramos con esta inevitable situación. Para lograrlo, analizaremos tres factores; Enemigo, entorno y uno mismo:

· Nuestro enemigo: A nivel físico y psicológico.

¿Cómo es? Si es alguien muy musculado, lo más probable es que sus piernas sean el punto más débil. Está completamente demostrado que el 80% de los culturistas o símplemente personas que acuden a muscularse al gimnasio, apenas trabajan el tren inferior. Por tanto, sus piernas soportan un peso muscular más desproporcionado, favoreciendo lesiones de ligamentos y tendinitis. Aprovecharemos esto, y así mismo, también de sus puntos más débiles: genitales, rodillas, cuello, garganta, ojos, sienes; procurando controlar la zona del impacto y bajo un juicio adecuado. No es un combate justo, pero nosotros no tenemos porqué serlo.

¿Se encuentra en forma? Su musculatura y postura pueden darnos muchos datos. Por ejemplo, si practica algún arte marcial y reconocemos su estilo antes de que comience a pelear, podemos adaptar la técnica para hacerla más efectiva. Si, por el contrario, no presenta una musculatura y es más bien delgado, podemos atacar las costillas y el hígado, golpear los brazos... inutilizarle probando a golpear los puntos más básicos para procurar hacer el mínimo daño pero reducirle.

¿Presenta alguna característica especial? Alguna herida o cojera, sintomas de contusión... Atacaremos en ese punto. Si es de huesos finos o musculatura ligera nuestros golpes impactarán con más fuerza. Por ejemplo: Una persona con las muñecas finas tiene más facilidad de partirsela que otra con las muñecas gruesas. Procuraremos aprovechar estos puntos.

¿Número de oponentes? Cuanto menor sea el número nuestras posibilidades serán superiores, eso es evidente. Es nuestro juicio el que dictará qué hacer según la peligrosidad aparente del rival.

¿Algún factor psicológico? No todo el mundo actúa de forma similar. Si hay más de un rival puede que no todos estén de acuerdo con la actuación del más agresivo, o que alguno se crezca por la presencia de su "lider" pero en el fondo sea un miedoso... Si se da la situación, puede que noquear de un sólo golpe a uno de ellos espante al resto.

¿Llevan algún arma o instrumento? Se trata de vigilar a dónde van sus manos cuando la situación se pone tensa, si alguno está bebiendo una litrona o una lata pueden utilizarla como arma. Si alguno saca una navaja, priorizar la vigilancia de ésa persona.



· Entorno: Es condicionante de manera total, tanto que puede orientar el camino de una batalla a nuestro favor o en nuestra contra.

¿Momento del día? Si hay mucha luz nuestros movimientos, al igual que los suyos, son mucho más perceptibles. Si estamos en la oscuridad o es de noche serán más imperceptibles, lo cual resulta positivo y negativo a la vez, aunque nos ofrece la posibilidad de encontrar un escondite con mayor facilidad si emprendemos la huida.

¿Orientación del sol? Buscar siempre tener el sol a nuestra espalda, para desulmbrar a los oponentes y golpear.

¿Tipo de vía? Si tenemos la necesidad de huir, es mejor hacerlo por calles estrechas y numerosas. Si tenemos una buena velocidad es fácil conseguirlo, si no, siempre podemos "simular" nuestra huida. No todo el mundo corre a la misma velocidad, por lo que podemos golpear al primero que llegue y seguir corriendo. Eso o buscar un lugar donde podamos enfrentarnos uno a uno a nuestros oponentes.

¿Localización? Tener un leve conocimiento del entorno puede ayudarnos: si tenemos cerca una comisaría o un lugar muy frecuentado es muy probable disuadir el combate inevitablemente. Si conocemos el barrio sabremos los puntos débiles y los fuertes que tiene, y por donde meternos para perderles de vista.

¿Algún objeto? Palos, ramas, tubos, botellas, latas, piedras e incluso arena. Podemos utilizarlos para combatir si el combate es desigual o lo consideramos necesario. Para alguien entrenado en kendo, encontrar un tubo de hierro o un palo consistente puede significar vencer un combate contra tres o incluso más oponentes con daños mínimos para ambas partes.


· Uno mismo: Evidentemente, el autoanálisis es la parte más importante.

¿Podemos vencer? Tras el análisis anterior efectuado, decidir si se combate o se huye, o se emprende alguna técnica disuasoria.

¿Nuestra técnica es adecuada a la situación? Si las habilidades que el/los oponentes presentan son reducidas o, por el contrario, muestran signos de ser superiores a las nuestras o estar en ventaja, es un factor que hay que tener en cuenta.

Generar una táctica: Antes de que nuestros rivales ataquen, decidir qué se hace primero si combatimos (neutralizar al más peligroso primero, para continuar con los siguientes). Procurar vencer con el menor número de movimientos posible. Economizar movimientos, enfocarnos en los puntos débiles... Si nos piden la cartera, ofrecerla a la mano que lleva un arma y luego golpear, o golpear una vez vayan a cogerla le resultará algo completamente inesperado.

¿Llevamos algo encima? Las llaves de casa, un kubotani, un bolígrafo o un spray antivioladores pueden ser elementos muy útiles para defenderse. Podemos usar el boligrafo o las llaves como elemento punzante para atacar bajo las costillas, algo bastante efectivo.

Elemento sorpresa: Hay que aprovecharse de él, permanecer en guardia pero sin postura. Alerta. En ocasiones, no desvelar nuestra capacidad es útil. Así podemos atacar por sorpresa cuando piensen tener la sartén por el mango. Hay quien piensa que adoptar postura de ataque amedrenta, pero no suele ser así. En muchos casos sólo se consigue aumentar las burlas de los rivales hacia uno mismo.

Todos y cada uno de nosotros tenemos capacidad de juicio y debemos ser conscientes de lo que podemos y no podemos hacer, y del daño que el ser humano es capaz de infligir a otros, y que uno mismo puede infligir. El uso de éstas técnicas es puramente didáctico, y tenemos que procurar hacer buen uso de ellas.

jueves, 27 de mayo de 2010

Peleando en la calle: Conceptos (Parte I).

Una pregunta que nos hacemos constantemente, y cuyo tema ya ha sido tocado en este blog más de una vez, es ¿es útil lo que aprendemos? Normalmente con esto nos queremos referir a si "en la calle sirve". Un practicante está condicionado básicamente por dos cosas: su técnica y su capacidad, y a partir de ahí podemos establecer un análisis.

Su técnica determina la efectividad objetiva del arte que practica, y a qué nivel funciona. No es lo mismo un practicante de judo que uno de karate, o de taekwondo. Cada uno tiene su rango de acción: El judoka trabajará a corta distancia y el karateka nunca dejará que un adversario pueda acercarse. Por otro lado tenemos el bagaje técnico de que dispone, puntos positivos y negativos: si un judoka realiza un agarre es letal, pero un karateka que golpea eficientemente no necesita un segundo golpe para tumbar a su oponente.

Por otro lado, la capacidad: El tiempo que tarda el cuerpo en adaptarse a las técnicas y en absorberlas. La capacidad varía en función de la habilidad, que en cada ser humano es distinta. Hay gente con mucha facilidad para aplicar técnicas, gente provista de muy buenos reflejos; al igual que hay gente que tarda años en absorber un solo concepto. Desde aquí decir que mucha gente se desespera observando cómo sus compañeros evolucionan más rápido (o al contrario). Ésto no tiene nada de malo, pues cada uno tiene su ritmo y es como es. El entrenamiento siempre da sus frutos. La paciencia es un don.

Determinados estos dos conceptos entendemos que, en caso de encontrarnos en un altercado en la calle, la interconexión de la técnica con la habilidad nos permite discernir qué posibilidades tenemos de salir victoriosos. Evidentemente controlar distintas distancias con diferentes técnicas y tener buena capacidad aumenta estas posibilidades, pero nunca las garantiza, y esto tiene que quedar claro. Sin embargo, un aspecto esencial que entra mucho en juego es nuestra inteligencia (ya sea una situación inevitable o no): nuestra habilidad para resolver conflictos y para persuadir o convencer al adversario, al igual que nuestra astucia para saber detectar puntos débiles o adecuados en estos.

Hay que procurar entender la esencia y forma de ciertas artes marciales: ser tan inocente como para pensar que un rival nos va a atacar exactamente como en clase nos conduciría directamente a la ruina. Entonces, ¿qué es lo más efectivo?

En primer lugar vamos a hablar del factor psicológico.

En la calle nos encontramos con todo tipo de gente, y cada uno reacciona ante los estímulos de manera distinta. Con pocas palabras debemos saber con quién estamos tratando, y es ahí primeramente donde comienza el análisis. Normalmente en la calle nos encontramos con distintos tipos de macarras:

- Los que buscan pelea: Éstos son los más difíciles de tratar. Normalmente interpretan cualquier tipo de frase como una amenaza, o buscan cualquier palabra en ella para llegar a donde quieren llegar. La manera más adecuada de interactuar con ellos es firme, pero sin ser desafiante. Símplemente dar a entender que no tienes miedo, pero no quieres ningún problema. A veces este hecho les sorprende, y al ver determinación muchas veces deciden dejar marchar a su "víctima", aunque como ya he comentado, si buscan pelea no siempre es un resultado seguro. Esta posición es la más estable, de forma indiscutible. Está comprobado que cuando uno se muestra miedoso o nervioso este tipo de personas suele ser más agresiva y violenta.

- Los que buscan pasar el rato: Probablemente querrán echarse unas risas, y más a costa de un pardillo. El atuendo depende mucho en estos casos, y también depende de qué grupo social nos encontremos: Suelen pasar más desapercibidos aquellos que visten normal, sin elementos llamativos y no llaman la atención. Las mujeres tienen más probabilidades de ser acosadas. En caso de que capten nuestra presencia y quieran llevar a cabo su opresión, lo más probable es que bromeen si pasas cerca, o pasan ellos. Lo mejor es no mirarles, ni dar indicios de que les has escuchado. Ignorarles completamente. Normalmente no siguen más allá, pero a veces se vuelven agresivos o molestos y pasan a ser del tipo uno. En muchas ocasiones son gente subida de tono: si se les planta cara (cuando no queda más remedio, o cuando juzgue la persona en cuestión) es bastante probable que decidan que no les conviene tener lios y bajen la cabeza, o símplemente no insistan.

Además, si somos astutos y tenemos don de gentes, podemos incluso caer bien siendo honestos y/o hilarantes, por supuesto siempre naturales, comprendiendo las circunstancias en las que nos encontramos y decidiendo si se arriesga o no. No son pocas las veces que he alucinado viendo cómo algo que empieza siendo una amenaza acaba en el mejor de los ambientes.

Pero en esta situación vamos a encontrarnos el caso de alguien que no quiere escuchar, sólo luchar o símplemente robar. La pelea está servida, así que lo primero es realizar un análisis del entorno, de aquellos que se encuentran a nuestro alrededor, de nosotros mismos y nuestras pertenencias y de los mismos rivales. De esta manera sabremos qué es lo más adecuado y beneficioso para nuestra situación y la mejor manera de actuar en los momentos siguientes; cómo golpear y dónde, y más importante, si hacerlo.

La próxima entrada y última parte del tema tratará de estas técnicas y cómo aplicarlas.