jueves, 2 de junio de 2011

Lecciones de Hagakure I: Aprender de los errores.

Cuando el Señor Mitsushige sólo era un niño, se le pidió leer un pasaje de un libro del Monje Kaion; por ello llamó a los otros niños y acólitos para decirles: "Os ruego que os acerquéis y escuchéis. Es muy difícil leer cuando no hay nadie que escuche". El monje quedó impresionado y dijo a los fieles: "Es con este espíritu con el que hay que hacer todas las cosas".

Con esta pequeña fábula quiero comenzar una sesión de entradas que traten sobre "Hagakure", un libro sobre estrategia samurai de referente similar a obras de la talla de "El Arte de la Guerra" de Sun-Tzu o "Gorin no Sho" de Musashi Miyamoto. Posee grandes lecciones ya no sólo a nivel marcial, sino para conquistar las batallas de la vida. Hagakure nos enseña la aceptación de la vida incluso cuando no tenemos deseos de vivir, nos enseña a morir diariamente para ser conscientes del presente perpetuo y a buscar más allá de lo superficial.

La historia que se nos presenta al inicio de la entrada representa algo tan esencial como es el propio reconocimiento humano. Si analizamos detenidamente la historia, comprenderemos que lo que el Señor Mitsushige pretende no es ser escuchado por todos de una forma pueril, en otras palabras, para recibir la atención de todos. Su intención es "ser escuchado" para "ser analizado" por los demás, para descubrir si realmente sus lecturas están bien ejecutadas y ver hasta donde llegan sus conocimientos.

Con la frase "Es muy difícil leer cuando no hay nadie que escuche" se está haciendo referencia a la capacidad de aquel que observa de discernir los fallos de una manera más precisa que aquel que está ejecutando la tarea en sí. Lo que el Señor Mitsushige quiere, pues, es ser "criticado" para poder pulir más su técnica. Es conocedor de que, dándose esta situación, algún observador será capaz de encauzarle mejor hacia su objetivo, que es mejorar su ejecución.

Sin embargo, en la práctica real no todo el mundo es capaz de asimilar una crítica como algo positivo. Hay que comprender que no todas las críticas pretenden ser constructivas, es más, en muchas ocasiones todo lo contrario. Sin embargo, es innegable que detrás de cada crítica destructiva hay cierta cantidad de verdad. Es ahí donde debemos enfocarnos para poder cambiar en los puntos negativos.

Haciendo alusión a este mismo punto, en otro apartado del libro encontramos cómo un samurai desconocido cita textualmente: "No se puede conceder confianza al que no ha cometido jamás un error [...] No animar a un hombre porque ha cometido errores es impedir que mejore".

Errar es humano al fin y al cabo, y es siendo conocedor de éstos errores como uno es capaz de crecer en la vida. Por eso, que cada crítica resulte un nuevo motivo para autoexaminarse y mejorar, y no uno para derrumbarse. Uno puede superar su propia facultad de discernimiento si aprende a leer y escuchar con provecho.