lunes, 30 de noviembre de 2009

Curso FMK de Defensa Personal

Ayer, 29 de Noviembre de 2009, tuve la oportunidad de asistir a uno de los cursos que celebra la Federación Madrileña de Karate de vez en cuando. Son muy interesantes, suelen impartirse los domingos y varían de dos a tres horas de duración. La inscripción está limitada a cierto número de plazas, y para aquellos afiliados a ella los cursos son gratuitos a excepción de una pequeña fianza que recuperas cuando recoges el diploma tras finalizarlo.

En este caso, el curso trataba sobre barridos, luxaciones y defensa ante armas blancas, y fue impartido por el Maestro y 4º Dan Luis Beamud García, siempre acompañado de sus asistentes. En este caso la asistencia fue notable, ya que por lo visto las horas del curso se convalidaban para obtener el título en agente de seguridad. Quiero comentar también la numerosa asistencia de mujeres (bastante jóvenes la mayoría) al evento, lo cual no suele ser así, por lo que me alegro mucho.

En primer lugar, decir que el tiempo se me pasó volando, y eso que eran tres horas seguidas sin descanso. Un tatami gigante lleno de gente, todo el mundo con muchas ganas de aprender y de muy buen humor. El Maestro Beamud enseñaba la técnica tres o cuatro veces y rápidamente nos disponíamos a practicarla. Tanto él como sus asistentes se desperdigaban por el tatami ayudando a los que más dificultad encontraban para realizarlas. En ese aspecto nosotros no tuvimos ningún problema, y de hecho echamos una mano a otros participantes.

Tanto mis dos compañeros (y amigos) como yo, identificamos rápidamente el tipo de técnicas. Se trataba de un Aikido de estilo más estático y menos dinámico, muy parecido en algunos aspectos al Hapkido koreano y con algún viso de Jujitsu. Sobre todo mucho Kotegaeshi, Nikkyo y algún Ikkyo y Sankyo. Practicamos en torno a veinte técnicas, la mayoría bastante interesantes, mucho estilo de agarre y algunos estrangulamientos e inmovilizaciones en el suelo. Me alegra mucho haber podido ampliar mis conocimientos en el tema y desarrollar energía en estático, y aunque en mi opinión es más útil en dinámico, el Maestro Beamud nos indicaba que en este caso procuráramos hacerlo según sus indicaciones para conocer también ese tipo de estilo.

Por último, también practicamos un poco con el tanto (cuchillo japonés). Aquí fue donde, en mi opinión, flojeó un poco el tema. Nos enseñaron un par de técnicas (las últimas que dimos antes de cerrar el cursillo) para defendernos contra atracadores, (técnicas para defendernos contra cuchillos al cuello o a la nuca) que sinceramente no ví muy efectivas. El resto eran las mismas que habíamos dado antes pero con cuchillo en la mano.

Para cerrar el cursillo, nos hicimos unas fotos en grupo todos los participantes con los ponentes y charlamos un poco antes de ducharnos y cambiarnos. Como siempre fue una experiencia útil, un entrenamiento extra que ayuda a complementar y aderezar nuestros conocimientos y mejorar nuestra técnica, y, personalmente, unas jornadas que resultan muy agradables para pasar la mañana de los domingos.

En cuanto la FMK suba las fotos a su página, las guardaré y editaré esta entrada para añadir algunas, y así podreis ver el desarrollo del curso.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Aikido: La técnica y sus orígenes.

Llevaba un tiempo pensando que, a pesar del tiempo que llevo con éste blog, aún no he hablado del arte propiamente dicho. De sus orígenes, de la variedad de técnicas, de su razón de ser, y en general de aquello que le concierne, quedando la información relegada a un simple recuadro en el margen derecho de la página principal.

Aunque algunos ya lo sabeis todo acerca del camino del Aikido, creo que es recomendable explicarlo igualmente para que esa información quede bien definida, así que vamos a ello.

El Aikido propiamente dicho comienza a ser nombrado como tal en el año 1942, cuando el Gran Maestro Morihei Ueshiba da por finalizada la búsqueda que comienza décadas atras tras dedicarse a aprender distintas artes marciales, en pos del "arte definitivo" que combinara los valores que él predicaba. Durante años practicó varios estilos de combate con armas, como Kenjutsu (esgrima japonesa) o Yarijutsu (técnica con lanza), Judo, Jujutsu y Aikijutsu, haciendo gran incapié en esta última, que fué uno de los pilares de la base del Aikido.

Ueshiba buscaba un método para lidiar con la fuerza sin usarla, una técnica que combinara la forma marcial con una profunda filosofía. Durante sus años de búsqueda se influenció por una religión llamada Oomotokyo, de la que extrae sus máximas como la búsqueda de la paz y la no confrontación. De ahí el nombre del Aikido (合氣道) "Camino de la armonía". Usualmente la gente confunde el primer ideograma, "Ai", con "amor" cuya pronunciación y significado es similar al de "armonía", aunque la escritura es distinta.

Así mismo, los preceptos del Aikido se fundamentan en la armonía, combinando una serie de técnicas y principios con el movimiento "Tai Sabaki", comunmente conocido como "Tenkan". Este consiste en una rotación a velocidad que, aplicada en el momento exacto, puede amplificar la energía del impacto que recibimos y, a la hora de proyectarla contra nuestro oponente, capacitarnos para enviarle volando varios metros por delante. Éste movimiento también puede generar esa fuerza de por sí, pero sumado a la energía del contrario resulta devastador para alguien que domine el arte.

En el Aikido podemos encontrar que, sino todas las técnicas, casi todas pueden realizarse desde distintos agarres y ángulos de ataque. Se insta al alumno a que, a medida que su progresión continúa, practique las técnicas a mayor velocidad y variando el origen. Cuando nuestra fluidez y destreza va aumentando, vamos siendo capaces de enlazar varias técnicas unas con otras usando tenkan. A la máxima expresión de este control, tanto de desplazamiento como de claridad mental y uso técnico, Morihei Ueshiba lo denominó como "Takemusu Aiki".

En nuestro arte podemos encontrar que las técnicas, o "Kihon", se dividen en varios tipos. Además, la mayoría pueden realizarse en "Omote" o "Ura", que significan "Normal" y "Contrario". En primer lugar, tenemos el grupo de los cinco principios básicos:

- Ikkyo. Primer principio. El movimiento se aplica presionando desde el codo.
- Nikkyo. Segundo principio. El movimiento se aplica por rotación desde la muñeca.
- Sankyo. Tercer principio. El movimiento se aplica por rotación y desde el brazo y la muñeca.
- Yonkyo. Cuarto principio. El movimiento se aplica por presión en un punto determinado.
- Gokyo. Quinto principio. El movimiento se aplica por flexión de diversos puntos del brazo.

Por otro lado tenemos el grupo de las proyecciones, o "Nage". Existen muchas variantes aplicables, pero las más conocidas son:

- Shihonage. Proyección en cuatro direcciones.
- Iriminage. Proyección de entrada diagonal.
- Kokyunage. Proyección en respiración.
- Kaitenage. Proyección giratoria.
- Tenchinage. Proyección del cielo y la tierra.
- Nodonage. Proyección desde la garganta

Existen también otras técnicas como el Kotegaeshi (Rotación de la muñeca), aparte de las muchas variantes de cada técnica, las formas de ataque sentado (Suwariwaza) y sin contar con los desplazamientos y caídas (Ukemi) o los contragolpes. Aparte de esto, no existen apenas técnicas de golpeo, más que los "atemi", una serie de golpes ejecutados en el momento preciso con el fin de debilitar y sorprender para ejecutar la técnica con mayor facilidad. Los únicos ataques que se salvan a esta regla son aprendidos para conocer el golpe del que nos defenderemos. Cada técnica puede aplicarse desde distintos ángulos y posiciones, estos son algunos:

- Katate dori: Significa "a una mano". Dentro de este grupo podemos ver:
- Ai hanmi: Agarre de mi muñeca con la misma mano.
- Gyaku hanmi: Agarre de mi muñeca con la mano opuesta.
- Katate ryote dori: Agarre de mi brazo con ambas manos.

- Ushiro: Significa "por la espalda". La mayor parte de las técnicas pueden empezar por detrás.
- Ryotedori: Agarre de ambos brazos.
- Ryohijidori: Agarre por los codos.
- Ryokatadori: Agarre por los hombros.
- Katate kubishime tekubi tori: Agarre por las muñecas.
- Munetsuki: Agarre por el canto de la mano.
- Munedori: Agarre por la solapa (por el pecho).

Todo esto sin contar con los ataques llamados Shomen uchi (tajo vertical) o Yokomen uchi (tajo horizontal), que suelen imitar golpes con un palo o botellazos.

En nuestra escuela, a un lado del bagaje técnico a mano vacía también entrenamos técnica con armas. En próximos post hablaré del entrenamiento específico de este tema.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Lo que es correcto.

"Si vis pacem para bellum. - Si quieres la paz, prepárate para la guerra."

- Julio César.


Creo que hay pocas máximas tan significativas como ésta. En anteriores entradas hablaba sobre el significado que cada uno otorgaba a hacerse fuerte, pero, ¿qué pasa cuando uno se ve obligado a utilizar su fuerza?

Adoro las artes marciales, practico dos distintas. Entreno hasta la extenuación, medito sobre la vida, sobre las consecuencias que cada acto trae al mundo. Me rompo la cabeza cuando hago algo mal, cuando sé que he podido hacer mejor algo de lo que lo he hecho y por ello alguien sufre. Porque, a pesar de amar el combate, no disfruto haciendo daño a los demás, pero comprendo que, al fin y al cabo, las razones por las que fueron creadas, independientemente de su factor espiritual, son indudablemente marciales. Son para combatir. Son para vencer.

Ayer me encontraba regresando con una amiga de una zona de fiesta en el autobús nocturno a altas horas de la madrugada. Nos reíamos de una anécdota que le andaba contando, y había un tipo un poco más alto que yo, rapado y algo más mayor, mirandonos y sonriendo. En cierto momento, a la persona en cuestión le cambió de arriba a abajo la cara cuando pensó, equivocadamente, que él era el motivo de las risas. Ni que decir tiene que él iba completamente borracho. Con calma y educación, procuré explicarle la situación para que entendiera que no había ningún problema entre nosotros, que era una equivocación, pero él no escuchaba. Una vez más lo intenté, pero el tipo me cortó la frase para amenazarme. Me advirtió que debía bajar en la siguiente parada con él, o me íba a enterar. Obviamente, uno ya sabe cual era su intención.

La siguiente parada era la suya, pero también la mía. Le dije con voz calmada y sin faltarle al respeto que bajaría donde debiera bajarme, y que no hiciera más sangre del asunto. Las puertas del autobús se abrieron, y antes de bajar me dió una palmada en la mejilla para provocarme. Me tocó una vez. A pesar de no perder la calma, según lo hizo le dije claramente que no me había gustado su actitud y que lo que había hecho no era necesario. Eso le hizo enfadarse mucho más.
Aunque ya se estaba bajando, se giró bruscamente para darme un puñetazo.

Mi mano derecha interceptó su brazo, bloqueando completamente el golpe. Creo que en ese momento se dió cuenta de que no le tenía ningún miedo. No estaba alterado. Mi concentración era máxima, no me había movido del asiento. Sabía por donde podía venir, por el primer contacto que tuve ya pude predecir que probablemente fuera diestro, y, de hecho, atacó con la diestra. Veía sus piernas. Sabía por dónde podían llegar los ataques, y yo sabía por dónde podía atacarle a él en caso de necesitarlo. No hizo falta. Le invité de nuevo a marcharse una vez más. Instantáneamente, el conductor también le sugirió que se marchara, con bastante mas rudeza que yo. El tipo se bajó, no sin amenazarme a través del cristal.

Pasó el trayecto y me bajé en la siguiente parada, después de despedirme de mi amiga con dos besos. Mi casa no estaba lejos, pero... en ese momento lo noté. Mi mandíbula temblaba ligeramente. A pesar de que en aquel momento no había perdido la serenidad y estaba calmado y concentrado, la situación, a posteriori, me había pasado factura. Estaba algo alterado, y mi pulso, acelerado. Los efectos se pasaron en unos minutos, pero pude meditar acerca de aquello que había ocurrido en el trayecto a pie hacia mi casa.

No me gusta hacer daño a los demás, y menos el hecho de que por un comentario erróneo puedas involucrar a otros en un asunto que podía no haber tenido lugar. No me gusta hacerme notar, y por lo general evito estas situaciones, pero de pronto... siento rabia. En ese momento pienso, ¿vas a tragarte siempre tus palabras sabiendo que hay gente que se sirve del miedo para hacer lo que le venga en gana? ¿Para controlar a otros? ¿Vas a bajar la mirada cuando le dan una paliza a un tipo entre tres?

No es justo.

A veces hay que alzar la voz. No se puede permitir que la sociedad se descontrole de esa manera. Que la gente se piense que sus actos quedarán impunes sólo porque por el miedo y la fuerza pueden justificarse. Tiene que haber alguien que sea capaz de plantarles cara y demostrarles que sí hay alguien que no tiene miedo. Que el respeto y la educación en nuestra sociedad es necesario para vivir todos juntos. ¿Tan difícil es llevarse bien? Porque a mi parecer no es tan complicado. Yo personalmente, prefiero volver a mi casa habiendo conocido a un par de personas amables una noche en el camino a casa y acostarme a gusto que con los nudillos pelados de golpear a otra persona.

A veces, el deseo de aparente armonía choca con la idea de justicia, y no sabes qué camino es el correcto. Por eso, sigo meditando acerca de esto. ¿Pude evitar la situación con haber omitido algún comentario? ¿En ese caso, habría sido lo correcto? ¿Hice bien comportándome como lo hice? Es probable. Debo aprender más, ser más paciente y cuidadoso. Cerraré esta entrada mencionando otra cita que resume lo único que tengo claro de esta situación: El que lucha contra nosotros nos refuerza los nervios y perfecciona nuestra habilidad.