martes, 3 de abril de 2012

Iniciación a los Ukemi: La caída en abanico.

Cuando alguien comienza en el mundo del Aikido, su primera preocupación, por encima de conocer las técnicas, debería ser aprender a realizar ukemi de forma adecuada y segura. Cada uno tenemos unas preferencias en cuanto a éstos temas: hay gente que desde el primer minuto se interesa profundamente en el concepto del ukemi y quiere desarrollarlo al máximo mientras que otros tratan de evitarlo cuanto pueden por miedo a las lesiones que puedan suceder de su práctica.

Como sabemos, a la hora de entrenar las técnicas existen dos figuras: el Tori (en japonés "取り"). Es, por así decirlo, "el que agarra", aunque hace referencia más bien al que ejecuta la técnica. Luego está el Uke ("受け"), el que "recibe" la técnica) Ambos son conceptos sacados de Judo que se han globalizado, pero también podría aplicarse el término nage (el que lanza). Pues bien, a la acción del Uke se le llama Ukemi, y al conjunto de técnicas, Ukemi waza. La traducción exacta no es "caída", sino "receptor del movimiento". Por lo tanto, lo que aprendemos en clase es Ukemi waza, o "técnicas para aprender a recibir el movimiento". 

El arte del Ukemi es, básicamente, aprender a recibir un ataque, proyección o agarre y saber adaptarse a él para recibir el mínimo daño posible, sea del tipo que sea. Estos puede contener caídas, desplazamientos, rodamientos, etc.

Caída en abanico desde Kotegaeshi.
En el caso del Aikido, los Ukemi básicos no son muy complejos. Los más usados son en el rodamiento hacia delante (ya sea con la misma mano o mano opuesta), rodamiento lateral, caída hacia atrás con golpe, rodamiento hacia atrás, etc. No suelen ser técnicas con las que, generalmente, nadie tenga problemas a la hora de su comprensión o ejecución. No obstante, en un futuro hablaremos detenidamente de éstas y de las mejores maneras para aprenderlas. 

En éste caso vamos a tratar un tipo de ukemi muy particular, que es la caída en abanico, fruto de la recepción de técnicas como el kotegaeshi (proyección por torsión de muñeca), y es que es, probablemente, de lo más complicado que aprenderemos como Uke en el arte que es el Aikido. 

La dificultad de este movimiento, en realidad, radica en nuestro propio miedo a ejecutarlo, ya que interviene un giro inusual que expone la cabeza contra el suelo a la hora de su proyección. Pero he ahí la clave: la cabeza. Introducir correctamente la cabeza en el giro es lo que impedirá que caigamos de mala manera. 

Para ir perdiendo el miedo, existe un ejercicio específico que consiste en rodar por encima del cuerpo de un compañero arrodillado (ver las siguientes imágenes), espalda con espalda, sacando la cabeza más allá de su cuerpo y girando por encima. Para mantener el giro y no caer antes de tiempo, utilizamos la mano del lado en el que se encuentra el compañero y, si es necesario, nos sujetamos a él y así frenamos el impacto hasta que nos acostumbremos.

1. Nos colocamos en lateral con respecto al compañero arrodillado y apoyamos el dorso de la mano contra él.   2. Dejamos caer lentamente el cuerpo perpendicularmente. A medida que cojamos confianza, rodaremos menos con el cuerpo y más con el hombro.  3. Sacamos la cabeza más allá del hombro del compañero. El cuerpo gira sobre él.

4. Las piernas giran por encima en forma de abanico. El brazo se estira para romper la caída golpeando contra el suelo.
5. La caída finaliza. 

Este método de entrenamiento es muy útil para entender la forma en la que el cuerpo gira cuando caemos, y para acostumbrarlo al impacto contra el suelo. Una vez hayamos entendido ésto, el compañero puede colocarse cada vez más alto (en vez de arrodillado, en cuclillas, o agachado) y así aumentar la altura para coger costumbre. El paso siguiente será hacerlo en dinámico a través de una técnica.

La presión del meñique va hacia la base del pulgar, de modo
que laarticulación quede inmovilizada.
El problema es que, aunque la forma en la que volamos al caer en abanico es similar a la que hemos entrenado, la manera en la que nos proyectan no lo es. Poniendo por ejemplo el kotegaeshi, cuando nos agarran de la muñeca, giran y proyectan, ésta no va exactamente de lado a lado. Para que la presión de la muñeca sea adecuada de modo que haya una inmovilización de la articulación, debemos realizar una presión diagonal. Es decir, la presión del meñique debe dirigirse hacia la base del pulgar. No basta con girar su antebrazo trazando un arco.


Uke se introduce hacia su derecha, pero, como se puede
comprobar, tiene cierta inclinación hacia delante.
Por su parte, el uke debe dirigir su cabeza no sólo hacia su lado derecho (poniéndonos en el caso de ésta imagen), sino también hacia delante, hacia una ligera diagonal. El impulso con el pie derecho (sin saltar, esto es importante) debería hacer el resto. El movimiento que realiza el tori debe guiar nuestro propio cuerpo, y nosotros debemos dejarnos llevar a su vez por el mismo. 

Al principio lo normal es bajar la cabeza lo suficiente como para rodar con el resto del cuerpo al entrar en contacto con el suelo. A medida que avancemos, podemos ir cayendo directamente desde el giro en el aire. La razón del movimiento diagonal es que, usando la potencia con que nos lanza el rival, nos ayuda a abrir las piernas en abanico. En cambio, si vamos de lado a lado normalmente las piernas se doblarán y el movimiento no estará bien ejecutado.

Como últimos consejos: 

- Tanto uke como tori deben realizar sus movimientos con decisión y sin miedo. El miedo es el mejor amigo de las lesiones.

- Evitar poner la espalda en las caídas por temor al dolor.

- No saltar al realizar una caída. No es lo mismo impulsarse que saltar.

- Romper las caídas con el brazo contrario al que nos han agarrado y no caer con el hombro directamente.

- Cuanto más introducimos la cabeza, más rápido gira el cuerpo detrás.

- Cuanto más diagonal, más apertura hay en las piernas.

- Practicar y practicar.

lunes, 26 de marzo de 2012

El Hakama y su tradición (Parte I).

El otro día finalizando una de nuestras clases de Aikido, alguien preguntó el porqué de llevar hakama, qué significa y de dónde viene. Me he dado cuenta de que poca gente conoce realmente estos datos, y muchas veces, los que se conocen son erróneos. Ese es el motivo de la entrada de hoy, que va a tratar sobre todo lo relacionado con ésta prenda indispensable en el trabajo del arte.

Pero, ¿de dónde proviene el hakama? 

Hakama doblada al estilo tradicional.
En un principio se trata de una prenda que antiguamente se colocaba encima del pantalón, y estaba confeccionado a base de telas gruesas, ya que se usaba para proteger las piernas de los jinetes de la maleza. En Japón el cuero era escaso, por lo que era caro, así que una hakama de cuero suponía un nivel adquisitivo elevado. Con el paso del tiempo y la llegada del periodo Edo la clase samurai se disolvió para dar paso a la infantería, aunque aquellos de esta casta siguieron usando la prenda como símbolo distintivo. El uso del hakama se convirtió en un símbolo de nobleza y alto estatus, por lo que las telas empezaron a confeccionarse de materiales más finos y ligeros, y normalmente de colores de gamas oscuras.

Existían de varios tipos, aunque los que son utilizados actualmente en la práctica de artes marciales son el "joba hakama", que es la falda-pantalón. Las otras dos versiones más utilizadas antiguamente eran el hakama simple, que se trata de una falda con forma de tubo (sin división para las piernas) y otra versión más larga que lleva un exceso de tela, usado por los sirvientes y los visitantes del shogun o el emperador. El motivo de ésta prenda era dificultar un ataque u ocultar un arma, ya que este exceso de tela obligaba a andar de rodillas para no tropezarse con él (método shikko).

¿Por qué se usa el hakama?

En la actualidad, muchas escuelas utilizan el hakama como símbolo distintivo para aquellos que son cinturón negro o que ostentan un grado elevado (llamados Yudansha), quizá por la relación entre el color negro y una habilidad superior. Sin embargo, Morihei Ueshiba establecía en sus clases que todo el mundo debía llevar hakama, incluso los iniciados. En el libro "Los principios del Aikido", el maestro Saotome Mitsugi afirmaba lo siguiente:


"Cuando yo era uchi deshi de O´Sensei, a todos se les exigía usar hakama para practicar, comenzando con la primera vez que uno se paraba en el tatami. No había restricciones en la clase de hakama que se podía usar entonces, así que el dojo era un lugar muy colorido [...]. Imagino que algunos de los jóvenes que comenzaban se veían entre la espada y la pared por tomar prestado el costoso hakama de su abuelo, el cual se usaba sólo para ocasiones y ceremonias especiales. Recuerdo vivamente el día en que olvidé mi hakama. Me estaba preparando para pisar el tatami para la práctica, usando únicamente mi gi, cuando O´Sensei me detuvo. "¿Dónde está su hakama?" reclamó severamente. "¿Qué le hace pensar que pude recibir la instrucción de su maestro usando nada sino su ropa interior? ¿No tiene sentido de la decencia? Obviamente le falta la actitud y la etiqueta necesaria en alguien que persigue el entrenamiento del budo. ¡Vaya a sentarse a un lado y mire la clase!"


Y es que pocos saben que el gi, tradicionalmente, era realmente la "ropa interior" que utilizaban los japoneses a la hora de dormir (he ahí porqué en Japón casi todas las mujeres que practican Aikido comienzan a usar pronto el hakama, ya que sin él se sienten más desprotegidas).

Saotome Mitsugi Sensei.
En la época de O-Sensei, tan cercana al periodo de guerra, la gente no tenía dinero para comprar un hakama, por lo que aquellos que no tuvieran uno heredado de algún familiar debían utilizar cortinas o la tela de un futón y teñirlas de forma barata. El maestro Saito decía que, del uso constante (sobre todo en la práctica en suwari waza), muchos perdían el tono y se dejaba ver el estampado real de la tela, o, en el caso del futón, salía la pelusa.

Pero, ¿por qué O-Sensei Ueshiba tenía aquella fijación en su uso? El hakama representa unos valores vitales  del budo que todo practicante de artes marciales debe conocer y predicar, indicado por el número de pliegues que esta prenda tiene. Estos son siete (cinco por delante y dos por detrás), y simbolizan la valentía (Yuuki), la benevolencia (Jin), la rectitud (Gi), la cortesía (Rei), la sinceridad (Makoto), la lealtad (Chugi) y el honor (Meiyo).

Para las figuras tradicionales, el hecho de que actualmente el hakama sea una prenda restringida para el uso únicamente de los yudansha es una tragedia. Simboliza la degradación de unos valores tradicionales que se han transmitido en Japón de generación en generación, los valores del samurai del pasado, un espíritu que nace del bushido y sobre el que se ha de reflexionar. Se ha transformado en un "premio para mostrar" más que un medio que recuerde al artista marcial su humildad y su viaje continuo hacia una evolución personal y espiritual por medio de estos valores. Esto es algo que debemos honrar y tener en cuenta cada vez que practiquemos Aikido.

sábado, 11 de febrero de 2012

El origen de las armas en el Aikido

Si ahondamos en los orígenes del Aikido actual encontramos que la base esencial sobre la que fue ideado, entre otras artes, es el combate con armas que estudió O-Sensei Ueshiba en su búsqueda por encontrar un arte marcial distinto que sirviera para lidiar con la fuerza sin usarla, para desarmar a un oponente procurándole el menor daño posible. De ésto ya hablamos en una de las entradas anteriores acerca de los orígenes del Aikido, aunque hoy vamos a tratar sobre el apartado específico del uso de las armas y su razón de ser.

Soporte del Tanren uchi.
Para ello vamos a remitirnos a una de las fuentes más fiables que podemos, que no es otro que el maestro Morihiro Saito: uno de los alumnos directos de O-Sensei. Si bien no era uno de los deshi, formó parte de la siguiente generación de aikidokas.

Las armas esenciales del Aikido sobre las que O-Sensei Ueshiba trabajaba eran, como ya sabemos, el Jo (bastón de madera) y el Bokken (espada de madera), y en un principio su práctica estaba permitida únicamente a los uchi-deshi (alumnos directos). Los estudiantes solían entrenar por las mañanas el uso de éstas armas mediante el llamado "tanren uchi", un método consistente en golpear con el arma un soporte en el que podía colocarse una rueda o una madera en posición horizontal para fortalecer los brazos y mejorar la técnica. Según el maestro Saito, O-Sensei les exigía que con cada golpe se efectuara un intenso kiai que potenciara el golpeo. Cuando los alumnos estaban exhaustos y no podían moverse, el maestro les permitía finalizar.

La segunda parte de los entrenamientos con armas consistía en aprender la técnica de golpeo y los diferentes movimientos. O-Sensei los efectuaba simulando que peleaba con un rival, y los alumnos debían captar el movimiento y aprender a realizarlo. No existían katas, y no existía un método específico, puesto que el maestro no daba nombre a cada movimiento.

Ejemplo de Bokken Suburi.
Con el paso de los años, el maestro Saito comenzó él mismo a dar clase y decidió estructurar este tipo de aprendizaje, con la finalidad de hacerlo más sencillo. Dividió las técnicas de golpeo del Jo en veinte movimientos sencillos separados en cinco tipos que incluían tsuki (directos), katate, uchikomi (de golpeo), nagare y hassogaeshi (movimientos en ocho).

Debido a que el Aikido se había popularizado, las clases podían tener una asistencia de más de treinta alumnos y era necesaria una organización más concreta. Los suburi se numeraron y ampliaron de veinte a veinticuatro al añadir un sexto tipo (en hayagaeshi), pero, debido a la dificultad de los mismos, al final éstos se subdividieron hasta dar treinta y un movimientos.

Aunque no se trataba de una kata sino de una simple estructuración, los alumnos los estudiaban en orden y se acabó extendiendo la costumbre de llamarlo "kata de treinta y un movimientos" hasta el punto en que llegó a establecerse como forma dentro del estudio del Aikido.

En cualquier caso, los diferentes maestros de Aikido desarrollaron sus propias vertientes del arte y sus estudiantes hicieron lo propio a su vez, por lo que la práctica de las armas no es un estándar. Por un lado encontramos escuelas que desarrollan sus propios katas, tanto en bokken como en jo, y a las que incluso se ha añadido el aprendizaje de contratécnicas ante el tanto (cuchillo). Por otro hay escuelas que apenas practican el uso de las armas, aunque, según O-Sensei y el propio Saito sensei, el aprendizaje de las técnicas básicas de armas es esencial para comprender el Aikido.

Después de todo, O-Sensei Ueshiba comenzaba sus clases siempre desarrollando las técnicas con armas primero, y luego a mano vacía, para demostrar, en propias palabras, que bokken, jo y mano vacía finalmente son lo mismo. 


Morihiro Saito junto a O-Sensei Ueshiba.