jueves, 14 de febrero de 2013

Complementando nuestras habilidades.

En el transcurso de nuestro camino como artistas marciales, esencialmente cuando uno quiere ir a más y absorber todo lo que pueda, solemos encontrarnos con una inquietud específica acerca de otras artes, prácticas o conocimientos que puedan ampliar los nuestros para mejorar nuestro "todo". El enfocarnos en uno u otro depende en gran medida de nuestros intereses personales, tanto físicos como espirituales, aunque debería también tratarse de manera objetiva, llevándonos por un camino que nos hiciera más completos.

Muchas veces sentimos, normalmente de forma acertada, que hay campos específicos que no estamos tocando tanto como deberíamos en el arte que practicamos normalmente. Muchas veces la amplitud de un arte específico es tan grande que nos impide enfocarnos en un sólo campo, tocando muchos palos pero sin especializarnos en ninguno. Otras veces se da el caso de que un arte se especializa tanto en un factor que deja a otros diametralmente de lado. Por ello quizá sea interesante que uno busque y trate de complementar sus conocimientos y habilidades. Esto, sin duda, le hará progresar sustancialmente no sólo en el arte que practica habitualmente, sino también en éste nuevo.

Hay que tener en cuenta que no sólo estamos hablando de factores físicos, sino también espirituales o psicológicos. No es la primera vez que menciono la importancia de que un arte tenga sentido a nivel espiritual. Como decía el maestro Musashi, "el poder sin justicia no es más que pura violencia". Que un artista marcial conozca profundamente el valor que tiene la vida de los demás, y el daño que es capaz de inflingir es símplemente fundamental. Soy tajante cuando digo que nadie debería enseñar un arte sin mostrar a su vez éste carácter de preservación.

Como resumen, a lo dicho anteriormente, hay cuatro factores que deberíamos tener en cuenta cuando buscamos un nuevo arte que practicar:

1. Físico. Nuestro nivel físico engloba diferentes características como resistencia, potencia, fuerza, velocidad y flexibilidad. Así mismo, podemos desgranar el factor físico también en nuestras diferentes extremidades que a su vez se trabajan en los anteriores factores: pierna, brazos, pectorales, dorsales... Los tipos de pregunta que deberíamos hacernos son: ¿trabajo con igual de efectividad mis patadas como mis puñetazos? Aunque mis patadas son amplias y tengo flexibilidad, ¿son fuertes?

Complementar nuestro arte con otro que trabaje aquello en lo que flojeamos supondrá un incremento sustancial en nuestra capacidad física general.

2. Mental. A nivel mental podríamos estar trabajando aspectos como reflejos, enfoque, memoria visual y concentración. Quizá nuestro arte no practica mucho el combate, o al menos el sparring. Uno puede aprender a golpear, pero si no es instruído en situaciones cercanas o parecidas al combate, posee unos conocimientos que no puede utilizar correctamente. Es más, se tratará de unos conocimientos estancados, ya que no progresarán. A éstos efectos entra en juego la importancia de entrenar los reflejos. Por otro lado, la capacidad de enfoque se basa en aquella que tenemos para entender un conocimiento o técnica y desgranarlo, entender su porqué y su forma de ser. La memoria visual nos ayuda a repetir un movimiento o técnica con más facilidad. La concentración es lo que nos permite favorecer los factores previos e incrementarlos.

Los niveles mentales suelen progresar con más lentitud que los físicos. Los reflejos o el enfoque son factores que se aprenden con años de buena instrucción, y también de interés por parte del propio artista marcial. Jamás progresaremos en nuestro enfoque si no nos interesamos en entender lo que hacemos y nos limitamos a hacerlo sin preguntar, sin observar.

Hay que tener en cuenta la concentración como factor importante que no sólo depende de nosotros, sino del entorno de nuestra clase. Nuestro maestro debe propiciar que las clases se mantengan en un ambiente de trabajo, para así evolucionar favorablemente y sin distracciones. Ésto es algo esencial a la hora de escoger más a nivel de escuela que de arte en particular. Ojo, es importante que la clase sea distendida también para eliminar el estrés, pero siempre desde una perspectiva de trabajo.

3. Técnico. En éste punto trataremos factores como tipos de golpeo o agarre, lanzamientos, proyecciones e incluso posiciones. Pocas artes trabajan tan eficientemente el suelo como el Jujitsu, y es difícil encontrar un arte que nos enseñe a utilizar el golpeo con codos o rodillas como el Muay Thai. Hay que tener en cuenta que no sólo podemos complementar un arte marcial con otro, sino con diferentes disciplinas, como puede ser el yoga o la musculación, que llevadas a cabo eficientemente pueden ser un gran aliado en nuestra formación.

4. Espiritual. Desgraciadamente, en la vida nos encontramos con muchos artistas marciales que provienen de escuelas donde lo único importante es pelear y vencer, dejando el respeto de lado. El interés reside más en el número de alumnos que tienen y las ganancias tanto a nivel competitivo como económico que puedan aportar. Aclarar que no hablo en contra de las competiciones, todo lo contrario, pues aportan unas experiencias inigualables para el artista marcial. Lo importante es cómo se abordan éstas.

Si uno quiere crecer ya no sólo como artista marcial, sino como persona, debe tratar de evitar estos lugares seleccionando de manera óptima. En la mayor parte de los gimnasios se nos permite acudir a una clase de práctica para probar o símplemente observar. Si uno no lo tiene claro habiendolo observado, siempre puede acudir a su práctica. 

Por supuesto, éste último punto es algo que uno debe valorar de forma personal, y entender qué es lo que pretende obtener de la práctica de las artes marciales. Sin embargo, puedo decir basándome en mi propia experiencia que un ambiente adecuado donde nuestro maestro trate de sembrar la semilla de la buena conducta y el respeto en nosotros es algo que nos completa y nos inspira, un hueco que jamás podría llenarse de otra manera y que nos lleva inexorablemente a lo que podría considerarse "el camino verdadero del budo".

Por último, hay que tener en cuenta que también pueden surgir problemas a la hora de complementar un arte marcial. Si nuestras bases no están fuertemente asentadas, podemos tener problemas al ejecutar una misma técnica bajo dos patrones diferentes. E incluso cuando las bases están asentadas, a veces lo están tanto que en ciertos momentos pueden generarnos algún problema, sobretodo a la hora de ejecutar técnicas que se nos pidan (esto, por ejemplo, se da cuando un maestro nos pide aplicar de una manera una misma patada y un maestro de otra, siendo en esencia el mismo golpe).

En base a un análisis de éstos parámetros, uno puede calcular y experimentar buscando un arte o disciplina y escuela que se adapte a sus necesidades. La curiosidad por aprender siempre nos hará progresar.

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