martes, 23 de marzo de 2010

Felíz Aniversario

Quería hacer mención a esta semana como unas fechas muy importantes para mí a nivel simbólico y espiritual. Resulta que el miércoles 24 de marzo es el cumpleaños de mi maestro, y recuerdo que fue en esta fecha la primera clase de Aikido a la que asistí. Se puede decir que es mi primer aniversario.

Hago un repaso, pues, de todo lo ocurrido durante este año, y sólo puedo alegrarme.

Empezamos siendo un puñado de alumnos, compuestos básicamente por hermanos y familiares, y algun miembro suelto (en el que puedo integrarme yo). Luego comenzaron a venir nuevos integrantes, las clases se ampliaron y se volvieron más estructuradas. Poco a poco fue cogiendo forma. Nuestra escuela ya tiene nombre, tiene símbolo y ya por fín, estos días, han traído un tatami nuevo. Han comenzado las clases de gran intensidad, y nos contamos ya por casi dos decenas en total. Hemos empezado a hacer ukemis de nivel más alto, y los randori son el pan de cada día.

¿Y yo?

No puedo estar en mejor momento. Sigo entrenando con la ilusión y las ganas del primer día, pero a un nivel mucho más alto. Siempre hablando de ir hacia delante, y ahora tengo ante mí la siguiente puerta ante la que superarme. Tras estas vacaciones de semana santa, que pasaré haciendo snowboard, comienzo un nuevo entrenamiento de kárate que irá de 4 a 6 clases semanales, mas las 2 de aikido y los 3 entrenamientos de gimnasio.

Tengo conmigo la motivación y la fuerza que me da tener a la persona más maravillosa del mundo a mi lado apoyándome en cada decisión. Tengo ganas, tengo fuerza, y tengo amor.

Además, estas semanas me he descubierto a mi mismo recuperando algo muy importante:

La fé. En mi capacidad para hacer cosas por las personas que más quiero, y en mantenerme firme cuando todo se derrumba alrededor.

Así pues, hoy, Lunes 22 de Marzo, cumplo medio año en el Camino del Puño Vacío (karate) e inicio mi segundo año en el Camino de la armonía, o Aikido.

¡Vamos a darlo todo un año más!


miércoles, 3 de marzo de 2010

Cuestión de actitud.

En ciertas ocasiones, y probablemente muchas más de las que a uno nos gustaría, nos encontramos con momentos en los que todo nos resulta pesado y difícil de sobrellevar. Aunque la vida se compone de muchos momentos de pesar tanto como de placer, los primeros suelen ser los que notamos más por su naturaleza negativa. Sin embargo, en ningún caso podemos decaer ante estas situaciones.

Estas ultimas semanas he tenido la impresión de no avanzar todo lo correctamente que a mí me gustaría en el Aikido. Además, mi profesor de Karate ha tenido se ha ausentado últimamente y no he entrenado todo lo que me gustaría. En resúmen, he sentido como si me encontrara en horas bajas, como si no avanzara. Me encontraba desmotivado, y lo peor es que cuanto menos haces, menos ganas tienes de hacer. En esto todos somos iguales, no hay excepción. Además puedo decir que vivo para esto, es la pasión de mi vida, así que incluso con más razón. En cuestión de sentimientos todo tiene la misma forma: si estamos mejor, aspiramos a estar mejor, y por tanto, lo logramos. Si estamos mal y nos hundimos, vemos que estamos peor y la autosugestión nos tira más para abajo. Te sientes inútil, e incluso, en ocasiones, inferior. Pero está todo en la cabeza. En mi caso, al principio pensaba que era culpa mía, y luego supe que efectivamente lo era.

Cuando las cosas no salen como esperamos, o símplemente nos encontramos en tan buen momento que si el siguiente, por las razones que sean, no es igual de bueno, podemos decaer. Pero hay que tener perseverancia. Cuando uno se encuentra en estas situaciones se da cuenta de lo que es ser un experto. Significa resistir, significa ser fuerte. Significa que, a pesar de las veces que el viento nos empuja haciendonos desandar el camino, nosotros tengamos la suficiente entereza como para decidir volver a andarlo, y seguir con él avanzando aún más. Y a veces es complicado, esto es innegable.

¿La clave? Uno mismo. Empezar por poco, seguir con más, y acabar con el máximo. Si en un momento de desmotivación nos proponemos recuperar el 100% de nuestra actividad anterior de un día para otro, lo más probable es que no hagamos absolutamente nada. Hemos de ir recuperando hábitos poco a poco, creciendo cada vez más hasta recuperar lo que teníamos, y puedo prometer que funciona. Uno va encontrándose de nuevo con quien era y eso le da esperanzas y ánimos. No hay que descorazonarse, porque estas cosas nos pasan a todos. A veces factores externos nos afectan demasiado, haya motivos de peso o no los haya, eso es indiferente, puesto que cada uno es como es. Y con respecto a los entrenamientos es lo mismo, cada persona tiene su ritmo y unos avanzan más rápido que otros o de forma diferente. Ni debemos compararnos, ni debemos cuestionarnos. Sólo hay que hacer las cosas con todo nuestro corazón y el mundo fluirá a nuestro alrededor.

Es puro karma. Si mostramos energía positiva, eso recibiremos. Si la mostramos negativa, eso obtendremos.

Una cosa es inamovible: no podemos darnos por vencidos, ni culpar al exterior. Puede que las circunstancias externas sean los motivos que nos han quitado el ánimo, pero en el ser humano está la capacidad de decidir cómo absorber estas situaciones y cómo enfocarlas. Si nos desesperamos, perdemos capacidad. Cuando pase ese tiempo de bajón nos daremos cuenta de que todo estaba en nuestra cabeza. Nos veremos evolucionando favorablemente, y entrenando otra vez con toda nuestra capacidad.

¿Acaso creemos que aquellos que han llegado a lo más alto lo han conseguido de forma gratuíta? ¿Acaso pensamos que no han sentido la rabia de verse ralentizados, o superados por una situación externa? ¿Que no han hecho sacrificios? ¿O que les cayó del cielo ése título? Ellos resistieron, precisamente en eso consiste ser un maestro. Y creo que hoy lo he comprendido un poco más, y por ello siento un respeto mucho más profundo por lo que significa este término.

Digan lo que digan, al final, la elección final es siempre nuestra.

viernes, 12 de febrero de 2010

La senda del guerrero.

Desde que comencé con la práctica de las artes marciales, hay algo en lo que siempre ahondo. ¿Qué es lo que motiva al guerrero para hacerse más fuerte? Sé cuales son las vías, las técnicas para ello. He comentado acerca de ellas. Conozco el camino. Sin embargo, el por qué es distinto.

Los valores que han guiado mis actos han cambiado desde que empecé. Al principio era curiosidad. La curiosidad se transformó en perfección. La perfección en devoción. La devoción... se multiplicó a causa de la ira. La ira se transformó en paz. La paz se unió a la devoción, y dió perseverancia. Entonces descubrí el amor, y la suma de todo aquello por lo que había pasado dió protección.

Las motivaciones que siempre han guiado mi mano han sido descubrirme a mi mismo mi verdadero potencial, conducidas por los valores que antes he mencionado. Pero ese potencial puede subrayarse, puede multiplicarse exponencialmente según el valor que le demos. En éste momento, y en prácticamente todos en mi vida, ese valor es el de proteger lo que quiero, por lo tanto, el amor es lo que me guía. Pero para proteger a los demás, primero es esencial poder protegerse a uno mismo.

Sólo he conocido un elemento tan poderoso como el amor para guiar nuestra fuerza más allá del límite. Es el odio. Y si, realmente es muy poderoso, y he tenido el placer y el dolor de conocerlo muy dentro de mí. Corrompe, te envuelve. Pero de esto ya hablaremos en otro momento.

La pregunta real es ésta: ¿Qué determinación tomar?

Seguir el camino del guerrero hasta llegar a ser el más fuerte conlleva sus contras. Si quiero seguir mi entrenamiento para llevarlo al límite, debo abandonar este lugar. Necesito acudir a la cuna donde nacieron las artes que practico, y no es cerca. No es cosa de un mes. Pero es completamente necesario si quiero completar mi entrenamiento.

Por otro lado, la razón de hacerme fuerte es proteger a quien más quiero. Por eso quiero ser el mejor. Y de pronto, sin buscarla, encuentro a la persona. No lo piensas, simplemente lo sabes: Es distinta. Es ella. Sabías que era ella a quien buscabas, pero no sabías cómo era hasta que la tocaste, hasta que la sentiste. Hasta que su mirada fue capaz de atravesar la armadura y verte. Verte de verdad. Sientes que su calidez puede abrasarte el corazón con un soplo, que puede darte toda la fuerza que necesites, pero su mismo toque también puede arrebatártela sin dejar rastro. Y ahora que la encuentras, es necesario abandonarla porque quieres encontrar el mejor método para protegerla. Sabiendo que quizá cuando vuelvas, la hayas perdido para siempre.

Entonces, ¿porqué hacerse fuerte para proteger a la persona que más quieres, si ese camino te llevará a perderla? Tantas veces nos encontramos con situaciones similares, que es imposible saber qué decisión tomar, cual es realmente la correcta. Y es que no hay una correcta, o no correcta. Las medias tintas nunca han sido buenas, y es que cada decisión luego tiene unas consecuencias que pueden ser infinitamente variables y distintas.

Estos días he meditado acerca de esa elección que habré de tomar, más tarde o más temprano... Quizá si ella no hubiera entrado en mi vida esto sería mucho más fácil, pero lo fácil no va conmigo, y ella me ha dado y sigue dando cosas que no habría logrado de ninguna otra manera. Todavía es pronto para decir nada, queda un año y medio, y hasta entonces pueden pasar mil cosas que faciliten o dificulten ésta elección.

El problema es que ya decidí que nada podría hacerme cambiar de parecer en mi camino. La senda del guerrero es triste, pero es la única de momento. Por ello, como escuché en su día:

"Si el pasado es historia, y el futuro es un misterio, disfruta el ahora, pues es un regalo. Por eso se le llama presente."