domingo, 13 de diciembre de 2009

Crepúsculo

Sólo la luz de la luna helada alumbra la habitación del hospital esta noche. Hace tiempo que apagaron las luces, por lo que he dejado el libro a medias.

Él yace tranquilo en la cama, está mucho mejor. Consigue descansar después de unos días duros y una tarde agitada. Parece que el susto se quedó en nada, pero estas cuatro paredes serán mi cama, al igual que la suya, hasta llegar la madrugada. Dentro de unos días volverá a estar en casa, sano como siempre.

El sillón desplegable es un auténtico infierno. De desplegable no tiene nada, casi lo mismo que tiene de sillón. Considero lo necesario del descanso a causa del día que me espera mañana. Entrevista de trabajo, tres horas de entrenamiento, clases en la universidad... pero es inútil. No puedo dormir, así que decido practicar mientras la oscuridad envuelve mis movimientos suavemente.

Estoy sereno y tranquilo. Estoy equilibrado, me muevo con fluidez. Respiro profundamente y suelto el oxígeno de golpe, silencioso, mientras mi puño desplaza el aire para impactar en la nada. Recojo el movimiento hasta la guardia y vuelvo a respirar. Mi otro brazo corta el aire de la misma manera, y el movimiento se repite. Doy un paso ligero y vuelvo a separar las piernas para volver a empezar. Es un ejercicio de respiración. No molesto, no llamo la atención. Por otro lado, doy gracias de que él no tenga compañero de habitación.

La noche es silenciosa. Algún quejido quiebra el silencio, pero vuelve la armonía cuando el eco se funde con la nada. Hay más asuntos rondándome que el que envuelven las paredes, aunque en este momento sea el más importante. No hay de qué preocuparse. Hacer las cosas correctamente porque de forma correcta es como deben de hacerse, y el tiempo guiará las acciones por el camino que deben seguir.

Hago una reverencia hacia la nada más absoluta para agradecerle el darme esta calma mientras practico, y doy por concluído el ejercicio. Vuelvo al sillón. Decisiones, decisiones...

3 comentarios:

  1. Ante todo, decirte que me alegra que quien está recostado en esa cama se recupera satisfactoriamente. En cuanto a esos ejercicios que explicas, creo que todos deberíamos dedicar unos minutos al día a fortalecer nuestra mente, y a liberar esa tensión que no nos permite vivir plenamente.
    Como siempre, un placer leerte.

    Besosssssss. Aniki.

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  2. Vaya... se me paso este post.
    Espero que el susto ya haya pasado y esa persona se encuentre mejor.

    Hay algo en tus palabras que siempre me inyecta una energía especial para seguir adelante, a pesar de las dificultades, el cansancio. Admiro tu pasión y disciplina, mucho.

    Un abrazote enorme Manuel!

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  3. Gracias por vuestras palabras, ya esta todo mucho mejor, prácticamente solucionado.

    Aunque en ocasiones es complicado, hay que procurar mantener la cabeza fría y estar en paz cuando estas cosas ocurren. Hay otras personas que no son capaces de aguantar la tensión, y a veces es nuestro deber cuidar también de ellas y aportarles esperanza.

    Un abrazo muy fuerte.

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