domingo, 20 de diciembre de 2009

El sabor de la derrota.

Un cinturón blanco contra uno marrón.

Jadeo... me cuesta respirar. Sus ataques son potentes, y a pesar de ser más grande que yo, es muy rápido. Ya habíamos combatido juntos antes. Es capaz de ver todos mis ataques. No soy rival para él.

He recibido un mawashi geri (patada lateral) al costado que me arde como el fuego.

Pero aún puedo hacer algo.

El combate empezó equilibrado, ambos mirándonos a los ojos. Calmados. Tensos. Sabíamos que en cualquier momento cualquiera podía lanzar el primer golpe... pero los dos esperábamos al contrario.

Él se sorprende, puedo percibirlo. Ya no me lanzo a lo loco como hacía en mis primeros combates. Decide comenzar a atacar, lanzando una ráfaga imperceptible de oi tsuki (puñetazos), presionando, mientras yo reacciono instantáneamente retrocediendo, esquivando y defendiendo. Siento que llego al final del tatami, así que me desplazo lateralmente, pero él lo espera y lanza una patada lateral. Aunque yo también la esperaba.

La bloqueo sin problemas, pero es muy explosiva. Es dolorosa.

No puedo seguir atrás. Lanzo un par de golpes sin mucha precisión, que me permiten desplazarme al lado contrario del tatami para evitar la penalización por salirme de él. Sigo esquivando, él sigue presionando.

Noto su frustración. Lanza golpes, pero ninguno impacta como debe. Soy blanco. Él marrón.

Sigue golpeando, descubre su rostro poco a poco. Empiezo a ver el hueco. Sigo cargando energías mientras me limito a esquivar. Sus ataques llevan potencia, y aún me duelen las costillas de la patada recibida. Esquivo, retrocedo, me desplazo. Sus golpes no impactan... pero por muy poco.

Su gesto se vuelve agresivo. Ya lo tengo. Se vuelve descuidado, quiere marcar como sea, y eso me dará la oportunidad. Lanza un golpe impreciso.

Ahí está. Un pequeño hueco.

Mi mente sólo lo percibe, ni siquiera llego a verlo, pero mi puño ya ocupa el lugar donde estaba su mandíbula, e instantáneamente el estruendo de un kiai llena la sala mientras recojo el puño con velocidad.

¡Ippon! Un punto.

A pesar de lo perplejo de sus caras, tanto de los asistentes como de mi oponente, el golpe ha llegado y he marcado un punto. El maestro lo consulta con el árbitro más de una vez, para estar seguro. En efecto, ha sido válido.

Reanudamos el combate.

Él está hecho una fiera, me lanza sus combinaciones de forma devastadora y algunos de sus golpes impactan, pero no como para marcar. No se lo permito. Si marco de nuevo... empatamos, y, teniendo en cuenta que soy cinturón blanco, no puede permitirlo bajo ningún concepto. Quiere destruírme cuanto antes.

Estoy hecho polvo, apenas consigo esquivar. Apenas lanzo algún golpe, no me quedan energías. Se descubre la cara golpeando. Es mi oportunidad de cargar mis energías restantes para marcar una última vez... Quedan 30 segundos.

Baja la guardia, y antes de poder lanzar sus puños, los míos ya han llegado a su boca. Pero no lo han hecho como para puntuar. No recojo a tiempo porque me falta técnica, aunque consigo frenar su arrollador empuje. Sus puños se lanzan como mazas, y consiguen encontrar su sitio en mi vientre. Otro punto para él.

Sigo esquivando. Vuelvo a encontrar el hueco en su cara una vez más, mi puño se lanza como un misil, aunando mis últimas fuerzas... llega, colisiona... pero sigo sin recoger. El punto no cuenta.

¡Yame! El combate finaliza.

Pierdo 3 a 1, pero he peleado como debía. Ésto no es una película, no puedo ganar a un marrón de la noche a la mañana... Pero tiempo al tiempo. Ésto es sólo el principio.

Hoy soy más fuerte de lo que era ayer.
Menos fuerte de lo que seré mañana.

4 comentarios:

  1. MANUEL, tiempo al tiempo. Todo llega. Muchos son los que no son partidarios de la competición en las artes marciales, porque lo consideran innecesario. Pero yo puedo decir que el combate, la competición en este caso, es una manera ideal y necesaria de poner a prueba nuestras habilidades.

    Verás, no es lo mismo combartir en el gimnasio, entre compañeros de entrenamiento donde todos nos conocemos, que en una competición donde luchas contra un adversario que no conoces. De ahí que sea necesario competir y no sólo combatir contra compañeros del gimnasio.

    Competir exige que demos el máximo y, por ello mismo, resulta muy gratificante cuando, finalmente, consigues la victoria. Sigue adelante, campeón, verás como poco a poco, lo consigues.

    Un fuerte abrazo y buena práctica, Manuel.

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  2. Manuel, tienes buen perder, y eso es importante. Hay quien no lo sabe, pero nadie nos maltrata más que nosotros mismos. Nuetra manera de juzgarnos es la peor que existe. Si cometemos un error delante de los demás, intentamos negarlo y taparlo; pero tan pronto como estamos solos, el Juez (el Juez que todos llevamos dentro) se vuelve tan tenaz y el reproche es tan fuerte, que nos sentimos realmente estúpidos, inútiles o indignos. Haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni menos. Cuando te excedes, agotas tu cuerpo y vas contra ti, y por consiguiente te resulta más difícil alcanzar tus objetivos. Por otro lado, si haces menos de lo que puedes hacer, te sometes a ti mismo a frustraciones, juicios, culpas y reproches. Si haces lo máximo que puedes, no te juzgarás a ti mismo en modo alguno, y con la mente serena nada se hace imposible. Tómate esta derrota como una lección, hay que buscar lo bueno de lo malo, y lo malo que hay en lo bueno.

    Felices Fiestas, y un beso enorme. Aniki.

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  3. Manuel... como disfruto leyéndote. Yo nunca he competido de esa manera, pero cuando te expones frente a un compañero con técnicas en Jiyuwaza o en los randoris he sentido esa derrota por falta de técnica, o por falta de fondo (que rabia me da eso) pero siempre con el orgullo de haber dado lo mejor de ti. Ganar no lo es todo... aprender de tus errores sí.
    Jaja además caer está permitido levantarse es obligatorio, o... caeré una vez y me levantaré tres. Eso para mí es ser fuerte de verdad y tú lo eres.

    Un besote enorme y felices fiestas!

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  4. Jose, compañero, muchas gracias por tu sabiduría. Últimamente faltaba tu punto de vista en este blog, y se notaba. Aunque se trataba de un combate libre tras una competición, yo siempre doy el máximo de mis posibilidades. Aunque claro, conocer al rival de entrenar no es lo mismo que combatir de nuevas contra alguien... cierto. Te adaptas a ellos y conoces sus puntos débiles.

    Aniki, muchas gracias por tus palabras. Yo suelo ser un juez muy duro, pero un juez que se alenta a seguir adelante pase lo que pase y aprender de lo ocurrido para que no vuelva a pasar. La derrota siempre es una buena lección ;)

    Vane, efectivamente saber que te has esforzado al máximo y que has conseguido algo a pesar de la gran diferencia entre fuerzas gracias a la tenacidad es algo que no puede expresarse. Prefiero hablar de derrotas, si hablara de victorias no tendría nada que contar.

    Besos y abrazos para todos, y muchas gracias, como siempre.

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