sábado, 16 de enero de 2010

Algo que jamás debemos perder.

Se dice que el bambú japonés posee una capacidad de crecimiento nada común. Una vez sembrada la semilla, debe ser abonada y regada con constancia. Durante los primeros meses no se atisba ningún crecimiento. De hecho, hasta pasados siete años, no ocurre prácticamente nada. Un cultivador experto dudaría de la fertilidad de las semillas.

Sin embargo, pasados esos años, la planta crece hasta treinta metros en apenas seis semanas. Pensar que crece en tan sólo seis semanas parece absurdo, y realmente lo es. El bambú tarda siete años y seis semanas en desarrollarse. Aunque parezca inactivo, en realidad está desarrollando bajo la tierra un complejo entramado de raíces que va a permitirle crecer fuerte y flexible, y sostener el crecimiento que tendrá en un futuro.

Se dice que cuando una persona está viva, es blanda y flexible, como el bambú. Cuando está muerta, se vuelve dura y rígida. Cuando una planta está viva, es blanda y tierna. Cuando está muerta, se vuelve marchita y seca. Por ello, lo duro y lo rígido son compañeros de la muerte; lo blando y lo flexible son compañeros de la vida.

Éste es el tao del aikido.

Un vendaval es capaz de abatir a un tronco de árbol, pero no a una caña de bambú. Mientras que la madera se quiebra, la caña se vence. Cuando el vendaval pasa, el bambú recupera su forma. Esa filosofía debemos tomar.

Actuar ante la vida, ante las derrotas, como el bambú. Crece con paciencia y determinación, fortalece tu base, porque el aprendizaje da sus frutos, aunque a veces nos parezca un avance imposible. Y si recibimos un golpe en la moral, que este nos agite o nos doble, pues somos humanos, pero que, inmediatamente después, recuperemos la forma, y volvamos siempre a dar el máximo en primera línea. Nos lo debemos a nosotros mismos. El ánimo, la motivación, son algo que jamás debemos perder.

5 comentarios:

  1. Me encanta como has fundido dos temas en uno. El crecimiento del bambú (muy curioso), y la fortaleza del espíritu, sencillamente magistral.

    * Tu comentario en mi último post me ha agradado un montón, has hecho una bella descripción del estado de ánimo, unas veces nos sentimos excepcionales, y otras...

    Besossss, Manuel.

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  2. MANUEL, sabes que también practico tai chi. En este arte marcial lo blando y flexible predomina en las técnicas de ataque-defensa. Pero también se hace hincapié en algo: tan importante como lo blando y flexible es lo duro y rígido. En mi opinión, hemos de aprender a conjugar ambos tipos de acciones-reacciones. Este es el problema, saber cuándo hemos de ser flexibles y cuando debemos ser rígidos. Como ves, todo un reto el que tenemos por delante.

    Un fuerte abrazo, Manuel. Me ha encantado la entrada. Te deseo muy buena práctica, compañero.

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  3. Buena entrada y buena filosofia, no esperaba menos de tí.

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  4. creo que es el mejor post que has puesto. Un abrazo.

    Miky.

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  5. Aniki, me alegro mucho de que te haya gustado. Este pensamiento era originario de Bruce Lee, el ser como el bambú. Pero nunca lo había tenido tan claro como ahora, después de ahondar en el tema. Muchas gracias por tus comentarios Aniki. Un besote.

    Jose, ya comentaste una vez que practicabas tai-chi y habías logrado fundirlo con aikido. Me encantaría poder verlo algún día.

    Por supuesto, la rigidez es necesaria tanto como la flexibilidad. El puño debe romper cuando es lanzado, y debe fluír con suavidad cuando defiende. Debemos ser rigidos con nuestras decisiones, y flexibles ante las diferentes perspectivas de la gente. Como siempre, un placer leerte compañero.

    Álvaro y Miky, siempre es una sorpresa agradable que comenteis por estos lares jeje. Un abrazo.

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