miércoles, 20 de enero de 2010

Historia de un Samurai.

Encontré por casualidad esta interesante historia navegando por internet, y debido a la temática que trata, me ha recordado a nuestro compañero Jose, que muchas veces publica cosas del estilo. Por eso he decidido dedicarle esta entrada al samurai cuya sabiduría siempre sabe ayudarnos a encontrar el camino. Espero que os guste a todos.

"Cerca de Tokyo vivía un gran samurai, ya anciano, del que se decía aún poseía una técnica infalible capaz de derrotar a cualquier adversario. Cierto día, se hizo eco la noticia de que andaba por el distrito un guerrero conocido por su falta de escrúpulos y mala educación, famoso por sus provocaciones a la hora de combatir. Él utilizaba esta técnica para hacer despertar la rabia en el rival, que se lanzaba con un ataque encolerizado, y así contra-atacar con una fulminante técnica que había entrenado durante varios años gracias a sus extraordinarios reflejos. Se decía que jamás había perdido una batalla. Sabiendo de la fama del anciano samurai, se dirigió al dojo para retarle en un duelo, vencerle, y así lograr aumentar su reputación.

Cuando llegó, a pesar de la negativa de los alumnos, el maestro aceptó el duelo. Ambos permanecieron preparados, en posición, con la mano rozando la empuñadura del sable, cuando el guerrero comenzó a vociferar todo tipo de insultos. Durante horas permaneció lanzando improperios, e incluso mentando a los ancestros del samurai. Inclusó arrojó algunos restos que llevaba encima en su dirección. Sin embargo, el anciano permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiendose exhausto y humillado por tal reacción, el guerrero se retiró cabizbajo.

Los alumnos, desilusionados por que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones sin mediar palabra, le preguntaron:

- Maestro, ¿Cómo pudo soportar esa falta de dignidad? ¿Por qué no usó su espada, aún a sabiendas de poder ser derrotado, en vez de mostrarse cobarde ante su rival?

A lo que el maestro, preguntó respondiendo:

- Si alguien llegara a vosotros con un obsequio que no aceptais, ¿a quién le pertenece finalmente ese regalo?

- Pues... a quién intentó entregarlo. - Respondió uno de los alumnos.

- Lo mismo vale para la envidia, la rabia o los insultos. Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo."

4 comentarios:

  1. MANUEL, una reverencia. Gracias por tu dedicatoria. Muy interesante la historia. La moraleja, genial. Y es que hay "regalos" que es mejor no aceptar, jajaja. Sin lugar a dudas, la experiencia es un grado; y aprender a no caer en las provocaciones del adversario requiere una gran sabiduría. Me ha gustado la historia mucho. Una vez más, gracias Manuel. Un fuerte abrazo y te deseo muy buena práctica.

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  2. Jaja, yo publiqué esta historia con un video que me hizo troncharme de la risa a la vez que también me reverenciaba.
    http://vanetaitao.blogspot.com/2009/06/el-maestro-siempre-sera-el-maestro.html
    Y es que el Maestro siempre será el maestro, jeje, no me extraña que te acordases de José Antonio. Por mi parte todavía estoy intentando no hacer propios regalos que no me corresponden... difícil.

    Un abrazo enorme Manuel!

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  3. Qué gran verdad, Manuel. Las palabras son como una "espada" de doble filo: pueden crear el sueño más bello o destruir todo lo que nos rodea. En Alemania, mediante el uso de las palabras, un hombre manipuló a un país entero de gente muy inteligente. Los llevó a una guerra mundial sólo con el poder de sus palabras. Convenció a otros para que cometieran los más atroces actos de violencia.

    Besosss, Manuel.

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  4. Jose, me alegro de que te haya gustado. Indudablemente, la experiencia es un punto por el que hay que pasar para llegar a la maestría y no hay otro camino que la práctica. El correcto uso de la palabra nos puede ahorrar combates, o nos puede sumergir en otros. Un abrazo.

    Vane, creo que voy a tener que examinar de arriba a abajo tu blog para no cometer otro fallo! jajaja creo que nuestra afinidad ya llega a puntos como éste. El video del anuncio me ha encantado. Un besazo Vane.

    Aniki, sin duda la palabra es más afilada que el sable, si cabe. Quizá incluso más importante es ser diestro con ella que con un arma. El arma debería ser siempre el último recurso. El arma actúa cuando la palabra falla. Un besazo muy fuerte, Aniki, me encanta leerte.

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