miércoles, 3 de marzo de 2010

Cuestión de actitud.

En ciertas ocasiones, y probablemente muchas más de las que a uno nos gustaría, nos encontramos con momentos en los que todo nos resulta pesado y difícil de sobrellevar. Aunque la vida se compone de muchos momentos de pesar tanto como de placer, los primeros suelen ser los que notamos más por su naturaleza negativa. Sin embargo, en ningún caso podemos decaer ante estas situaciones.

Estas ultimas semanas he tenido la impresión de no avanzar todo lo correctamente que a mí me gustaría en el Aikido. Además, mi profesor de Karate ha tenido se ha ausentado últimamente y no he entrenado todo lo que me gustaría. En resúmen, he sentido como si me encontrara en horas bajas, como si no avanzara. Me encontraba desmotivado, y lo peor es que cuanto menos haces, menos ganas tienes de hacer. En esto todos somos iguales, no hay excepción. Además puedo decir que vivo para esto, es la pasión de mi vida, así que incluso con más razón. En cuestión de sentimientos todo tiene la misma forma: si estamos mejor, aspiramos a estar mejor, y por tanto, lo logramos. Si estamos mal y nos hundimos, vemos que estamos peor y la autosugestión nos tira más para abajo. Te sientes inútil, e incluso, en ocasiones, inferior. Pero está todo en la cabeza. En mi caso, al principio pensaba que era culpa mía, y luego supe que efectivamente lo era.

Cuando las cosas no salen como esperamos, o símplemente nos encontramos en tan buen momento que si el siguiente, por las razones que sean, no es igual de bueno, podemos decaer. Pero hay que tener perseverancia. Cuando uno se encuentra en estas situaciones se da cuenta de lo que es ser un experto. Significa resistir, significa ser fuerte. Significa que, a pesar de las veces que el viento nos empuja haciendonos desandar el camino, nosotros tengamos la suficiente entereza como para decidir volver a andarlo, y seguir con él avanzando aún más. Y a veces es complicado, esto es innegable.

¿La clave? Uno mismo. Empezar por poco, seguir con más, y acabar con el máximo. Si en un momento de desmotivación nos proponemos recuperar el 100% de nuestra actividad anterior de un día para otro, lo más probable es que no hagamos absolutamente nada. Hemos de ir recuperando hábitos poco a poco, creciendo cada vez más hasta recuperar lo que teníamos, y puedo prometer que funciona. Uno va encontrándose de nuevo con quien era y eso le da esperanzas y ánimos. No hay que descorazonarse, porque estas cosas nos pasan a todos. A veces factores externos nos afectan demasiado, haya motivos de peso o no los haya, eso es indiferente, puesto que cada uno es como es. Y con respecto a los entrenamientos es lo mismo, cada persona tiene su ritmo y unos avanzan más rápido que otros o de forma diferente. Ni debemos compararnos, ni debemos cuestionarnos. Sólo hay que hacer las cosas con todo nuestro corazón y el mundo fluirá a nuestro alrededor.

Es puro karma. Si mostramos energía positiva, eso recibiremos. Si la mostramos negativa, eso obtendremos.

Una cosa es inamovible: no podemos darnos por vencidos, ni culpar al exterior. Puede que las circunstancias externas sean los motivos que nos han quitado el ánimo, pero en el ser humano está la capacidad de decidir cómo absorber estas situaciones y cómo enfocarlas. Si nos desesperamos, perdemos capacidad. Cuando pase ese tiempo de bajón nos daremos cuenta de que todo estaba en nuestra cabeza. Nos veremos evolucionando favorablemente, y entrenando otra vez con toda nuestra capacidad.

¿Acaso creemos que aquellos que han llegado a lo más alto lo han conseguido de forma gratuíta? ¿Acaso pensamos que no han sentido la rabia de verse ralentizados, o superados por una situación externa? ¿Que no han hecho sacrificios? ¿O que les cayó del cielo ése título? Ellos resistieron, precisamente en eso consiste ser un maestro. Y creo que hoy lo he comprendido un poco más, y por ello siento un respeto mucho más profundo por lo que significa este término.

Digan lo que digan, al final, la elección final es siempre nuestra.

3 comentarios:

  1. Excelente artículo... tienes razón al decir que la clave es uno mismo, sin embargo soy una persona muy distraída, me cuesta enfocarme, soy muy influenciable... hace poco encontré una pagina en donde leo artículo relacionados con incrementar responsabilidad, valoración entre otros temas; día a día te recomiendan cosas para evitar la culpa, brindándonos ciertos tips algo así como una especie de coaching http://bit.ly/TWOoC

    ResponderEliminar
  2. La desilusión, el desespero y la falta de concentración es, en muchos casos, una clara manifestación del estado anímico de nuestro cuerpo. Hay que saber parar, recuperarse y reanudar. Por algo somos seres humanos y no sofisticadas máquinas.

    Besossss, Manuel.

    ResponderEliminar
  3. Mariaeliza, en primer lugar bienvenida al blog. Aunque he tardado en reanudarlo debido a trabajo y estudios, aquí estoy otra vez.

    Muchas gracias por tu opinión. En el fondo, todos nuestros problemas podemos sobrellevarlos si aprendemos a analizarlos y tratarlos como deben ser. Hay una frase que dice algo como "sólo nos afecta aquello que decidimos que nos afecte". Quizá esta sea una clave. Me paso por el blog que me anotas. Un besazo muy fuerte, y bienvenida!

    Aniki, ya te echaba de menos después de este par de semanas ausente. Espero que todo vaya muy bien!

    Yo creo que la mayor enfermedad del ser humano es la falta de fé. No digo en algo superior, sino en nosotros mismos. En las motivaciones que nos guían o en nuestras competencias. Es bueno ver venir estas situaciones y empezar a controlarlas antes de que nos desborden. Así, recuepramos las energías. Todos tenemos derecho a perdernos, pero nadie lo tiene a abandonarse.
    Un besazo muy fuerte Aniki, y gracias por tus comentarios, como siempre.

    ResponderEliminar