martes, 13 de abril de 2010

Nagare (fluye).

Todo aquel que haya practicado Aikido durante un periodo de tiempo moderado, conoce, por lo menos de forma superficial y lejana, lo que es el "nagare". Éste término japonés significa "corriente" (hablando de agua), "fluir".

Hay momentos bien diferenciados en los que nos sentimos pesados y agarrotados. Nuestras técnicas no llegan bien, sentimos cómo arrastramos al rival en vez de conducirlo y nos damos cuenta de que estamos utilizando la fuerza bruta. Cuando utilizamos la fuerza bruta, el aikido no es aikido. Sin embargo, cuando empezamos a dominar las técnicas y los movimientos, estas comienzan a hacerse fáciles de ejecutar, cansan menos y lo que es más importante: se hacen más efectivos. Es en estos momentos en los que entendemos lo que significa el nagare. Y lo entendemos porque conocemos lo que es lo contrario, la rudeza, la rigidez; al igual que sabemos diferenciar la luz debido a la existencia de la oscuridad.

Pero, ¿cómo explicarle a alguien cómo debe fluir, cómo debe dejarse llevar cuando está demasiado rígido? Porque no es exactamente "soltar el cuerpo", aunque esto sí es una parte de la respuesta. Y es que, si los seres humanos pudiéramos compartir sentimientos unos con los otros, explicar algunos términos como este nos resultaría mucho más sencillo. Precisamente, determinar el nagare con palabras es algo bastante complicado.

Desde mi humilde visión, creo haber llegado a ese estado de fluidez en algunos momentos específicos como para poder compartir mi experiencia un mínimo de forma que resulte útil. Y es que creo que cuando fluimos, perdemos la consciencia directa. Para ser exactos, perdemos la consciencia de todo aquello que se encuentra fuera de nuestra distancia vital, o "ma ai". Notas cómo tus movimientos guían los de tu rival, percibes la energía a tu alrededor entrando, saliendo y rotando tanto dentro como fuera de tí, a través de tu rival, explotando. Esto se percibe de forma intensa cuando practicamos el randori.

Basándome en mis propias experiencias, podemos ir alcanzando la fluidez a lo largo de un entrenamiento si no empezamos muy puestos en el tema. He notado que a base de recibir ataques seguidos y constantes los movimientos se hacen más automáticos, es el momento de empezar a perder la consciencia. He ahí el inicio de la fluidez. Sin embargo, si nos concentramos demasiado en lo que estamos haciendo, alcanzar ese grado se dificulta. Un elemento perturbador es también la desmotivación, que ralentiza nuestros movimientos. Por lo tanto, es realmente importante practicar mucho las técnicas hasta que nuestro cerebro las tenga sistematizadas y, por así decirlo, "salgan solas". De esta forma podemos improvisar, combinar, que es una de las finalidades a lograr con el Aikido. Hay que procurar dejarse llevar sin perder la conexión del entorno, al igual que sin perder de vista a nuestros rivales.

Cuando entreno, procuro contar aquellos rivales que tengo enfrente. Cuando me rodean, descuento aquellos que puedo ver del número total, consiguiendo así el número de aquellos que están en mi punto de vista muerto. A partir de ahí, procuro afinar el oído al campo que se encuentra en ese punto, para tantear el momento de ataque de aquellos que no puedo percibir con el ojo. Una técnica muy útil es comenzar impulsándonos hacia los que tenemos delante, viéndose éstos forzados a atacar. De esta manera podemos pasar a través de ellos, y al girarnos tendremos en la misma línea a todos nuestros enemigos.

Es capital en un combate no perder de vista a los rivales, tenerlos controlados. Siendo un poco avispado, incluso conducirlos (algo realmente complicado). Si nos encontramos en la calle, no perder de vista el terreno en que nos encontremos para poder usarlo a nuestro favor, y que, desde luego, no juegue en contra (obstáculos con los que podamos tropezar, zonas resbaladizas...).

Todos estos son factores que poco a poco debemos integrar en nuestro entrenamiento, para que aparte de adquirirla, nuestra fluidez no pierda su conexión ni se rompa al encontrarnos en estas situaciones.

Pero, como todo en el Aikido, es entrenar, entrenar y entrenar. Así que, ¡ánimo!

3 comentarios:

  1. Manuel, no sabes cómo te entiendo. "Fluir", dejarse llevar, aplicar la tensión muscular justa para que la técnica salga perfecta, actuar sin pensar,... ¡Ojalá tuviéramos la inteligencia suficiente para aplicar este principio a todo cuanto hacemos! Un enorme abrazo. Me alegro volver a leerte. ¡Cuídate, amigo!

    ResponderEliminar
  2. Manuel, me has matado, nada puedo comentar porque apenas sé de Aikido. Pero, si trasladamos las técnicas que explicas a la vida cotidiana pueden ser también de gran ayuda. Fluir, abrirse, dejar la mente en reposo o vacía...
    al final la mente descansa y el cuerpo actúa sin pensar. ¡Qué placer!.

    Besos, Manuel

    ResponderEliminar
  3. Jose, es exactamente eso. "Aplicar la tensión muscular justa", "dejarse llevar"... fácil de decir y dificil de hacer jeje Bienvenido de nuevo, como ya te dije. Un abrazo muy fuerte!

    Aniki, gracias. Procuro que el blog, aunque trate de aikido, pueda extrapolarse a diversos momentos de la vida. Si lo consigo, entonces ya es otro objetivo cumplido, y si te sirve, otro más! Un besazo :)

    ResponderEliminar