miércoles, 29 de abril de 2009

Paso a paso

Me he quitado los zapatos y he entrado en el tatami. Es lo bueno de esto. Últimamente las cosas no van muy bien, y tengo la impresión de que cada paso que doy es un error. Por eso, cuando practico, borro de mi cabeza todos los problemas que tengo y me desfogo de una manera inconsciente.

Reverencia al gran maestro. Reverencia a sensei Borja. Comienzo a calentar.

Tras 20 minutos alternando carreras y flexiones por un suelo recién encerado, estoy sudando. Me encanta ese sudor... significa trabajo.

Comenzamos a entrenar, y, por primera vez, me paro a pensar sobre mi evolución en este arte. Llevo un tiempo ínfimo, pero mi cuerpo comienza a adaptarse a los movimientos. El maestro comienza a confiar en que aprenda sin que estén tan pendientes de mi.

Practicamos tenkan. Practicamos ura shihonage y omote shihonage (Shihonage frontal e inverso). Tengo más fluidez, y lo más importante, mis compañeros se sienten más comodos conmigo al entrenar. Nos reímos más. No me gusta ser un paquete. El iriminage (proyección diagonal) aún se me resiste. El camino que me queda es infinitamente largo, pero sigo andando al fin y al cabo.

Terminamos la clase. Reverencia al gran maestro. Reverencia a sensei Borja.

Despues de ducharme, vestirme y echar unas risas, me despido y salgo del gimnasio. A veces los caminos son largos y puedes perderte en ellos, pero siempre puedes volver a echarte a andar. Si tienes paciencia, acabarás encontrando de nuevo la ruta.

Estoy mejor, y camino hacia casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario