sábado, 17 de abril de 2010

La pureza del arte

El tema del que trata esta nueva entrada es un punto de vista que tengo desde mucho antes de haber comenzado mi camino en el mundo de las artes marciales, y que he decidido exponer aquí motivado por la llegada de un nuevo alumno a nuestra escuela. Como puede ser un punto de vista extremista, y desde luego personal, no estaría de más dejarlo abierto al debate de todos los que querais opinar al respecto, me parecería muy interesante ver las distintas perspectivas que tiene cada uno y poder aprender de ellas.

El caso es que hace unos días llegó a la escuela un tipo que a primera vista puede parecer un poco macarra. Camiseta ajustada, anillos y collar de oro, el pelo cortado con una cresta... Se le puede asociar con los "pokeros" o los llamados "bakalas". Supongo que cuando habló se confirmó un poco su condición. Era un tipo algo rudo, de esas personas que toman confianza con demasiada facilidad, un poco falto de modales y al hablar tenía el típico tono de voz chulesco de este tipo de gente. Lo primero que dijo fue que no había hecho ningún arte marcial, pero que sabía pegar (porque se mete en peleas).

Llegó a ver una clase y quiso probar al siguiente día. Salió encantado. Sin embargo, todo lo que decía era "verás cuando esto se lo haga a "x" persona" o "lo que me voy a reir"... estaba encantado con la clase porque había visto que nos hacemos trabajar, que el arte funciona y que si sabes utilizarlo puedes llegar a ser muy fuerte, y "repartir". En resumen, daba a entender que estaba ansioso de ponerse a soltar ostias en cuanto pudiera.

No voy a entrar en si el chico tiene buen fondo o no, porque no puedo emitir un juicio sin apenas conocerle, pero bien cierto es que las primeras impresiones también cuentan y muchas veces definen un perfil con bastante precisión. Como no voy a ser injusto y cada persona tiene unas circunstancias que hay que comprender, voy a ver cómo evoluciona y "qué es" realmente con el paso de los entrenamientos. Pero es aquí donde quiero llegar.

Hay muchas personas que comienzan a practicar artes marciales no por protección, sino por ataque. Empiezan a practicar y en dos meses se creen los reyes del mundo, invencibles. Buscan pelea, y normalmente se dan con un canto en los dientes cuando descubren lo lejos que están de ser realmente fuertes. En la mayoría de los casos siguen entrenando y cuando aprenden a utilizar su poder, lo hacen indiscriminadamente para hacer valer su ley, y el "ten cuidado conmigo que te meto".

Considero que las artes marciales deberían estar vetadas para este tipo de gente. Que para entrar a un dojo se debería pasar por un filtro. Pero a veces, cuando despega una escuela, comprendo que eso sea un lujo que no se puede permitir. Sin embargo, el hecho de formar a gente que no va a usar su fuerza para ser justos, para hacer "el bien"... creo que es una gran responsabilidad. Vas a dejar suelto a un individuo que sólo va a propugnar el caos y su propia justicia. ¿Puedes cargar con eso sobre tu conciencia? Yo no podría.

Estoy seguro de que algún día, dentro de muchos años, formaré mi propia escuela o abriré un dojo. Quizá es un idealismo barato, pero me gustaría que aquellos estudiantes que entraran fueran gente digna. Gente que utilizará su fuerza para proteger a los demás, a la gente que quieren, e intenten hacer de este mundo un lugar mejor.

Pero, ¿quién lo es? Porque quizá con este chico parezca claro, pero quizá con el entrenamiento aprenderá a utilizar su fuerza de otra forma y vetársele sería un error. O quizá no. Quizá dejes suelto a un delincuente en potencia. Por eso pienso que el factor espiritual en un arte marcial es ESENCIAL para que el practicante desarrolle unas maneras adecuadas, un espíritu limpio. Un factor que normalmente no encontramos en las artes marciales que suele practicar este tipo de gente (véase kick-boxing, boxeo, muay thai, full contact, vale tudo, k-1...).

Si en este mundo ya hay suficiente violencia, lo peor que puede haber es escuelas que impulsan este tipo de actos.

Mi conclusión es que nuestros puños deben tener el peso de una justicia detrás. Si no, golpean la mitad de fuerte.

6 comentarios:

  1. Es una hermosa reflexión, Manuel. Comparto contigo el mismo punto de vista. La verdad, no es fácil tomar una decisión. Lo ideal es que el arte marcial sirva para algo más que para aprender a dar mamporros con "técnica". Debería ser, ante todo, un camino para el auto-conocimiento y la auto-superación. En cuatro palabras: "Una forma de vida".

    Pero quiero mojarme un poco más y lo haré poniendo un ejemplo. Si sabes que una persona es "un pirómano", dime ¿le darías un mechero? La respuesta es evidente. Pues con este tipo de personas, agresivas, violentas, pasa lo mismo, enseñarles a "pegar" es un error.

    Estas personas violentas lo que necesitan es un enfoque muy distinto. Deberían aprender a controlar sus impulsos agresivos mediante programaciones específicas.

    Está claro, un arte marcial, bien encaminado debería servir para ofrecer lo que cada uno necesita. Y así, servir para frenar y hacer más consciente al practicante violento; pero también para enseñar a defenderse y aumentar su autoestima al practicante más tímido y temeroso.

    El problema entonces, ¿cuál es? Como expertos en un arte marcial (sea aikido, tai chi, wu shu, kárate o cualquier otro) estamos preparados para ofrecer esto a nuestros discípulos? Realmente, ¿estamos preparados para reconducir conductas agresivas mediante la enseñanza del arte marcial que dominamos? Esta es la cuestión.

    Un auténtico maestro en artes marciales sabe cómo hacerlo, siendo capaz de darle un toque u otro en función de las necesidades de sus alumnos-as.

    Un fuerte abrazo, Manuel. Y mi más sincera enhorabuena por esta reflexión tan interesante.

    ResponderEliminar
  2. Jose, mi más sincera gratitud por exponer tu pensamiento acerca de éste tema. No podría estar más de acuerdo.

    El centro del problema, entonces, supongo que se encuentra en saber si uno está capacitado para guiar a otros en éste camino. De hecho, escribiendo ésto recuerdo otra cosa. Quizá no sea exactamente igual pero en el fondo sigue siendo el mismo problema:

    Una compañera que hace poco enseñó a un alumno nuevo una técnica. No hacía más que corregirle, y en cierto momento llegó el maestro y dijo que estaban haciendola mal. De hecho, el chico llevaba todo el rato ejecutando bien la técnica.

    Creo que es bueno estimarse a uno mismo y saber de lo que se es capaz, pero demasiado orgullo puede perdernos. Claro, ella lleva años y él relativamente poco tiempo, así que para ella es impensable que alguien "de menor rango" pueda darle lecciones. Creo que hay que saber ser un poco humilde, sobretodo cuando te llaman la atención en algo así.

    ResponderEliminar
  3. hasta donde yo se, un tio con conturon negro en un arte marcial es considerado por la ley mas peligroso, como si fuese armado. Y a la hora de valorar cosas como agravantes, legitima defensa, etc; se tiene en cueta.

    Con esto quiero decir que hay que tener cuidado con a quien le das la posibilidad de tener un arma o sacarse el permiso. Aunque por otra parte un buen maestro sabe apreciar eso... y sino, estan sus compañeros para hacerle ver el camino correcto.

    ResponderEliminar
  4. Decir de antemano que aunque me exaspera la chulería soy devota de las causas perdidas, jeje.
    Por desgracia nos encontraremos a muchas personas que se acercan a las AM para hacer daño, para atacar o destruir seguramente porque antes se vieron ultrajados, humillados o vencidos, detrás de tanta bravuconearía suele haber mucho miedo y ésto puede llevarte a querer defenderte del mundo a veces de muy mala manera. Pero, ¿no tienen derecho a poder aprender a estar en la vida de otra forma? Encontrar un lugar donde no te juzguen y te acepten para poder seguir adelante puede ser un buen punto de partida para volver a empezar. Pensaba en como la Capoeira o el Muay Thai ha sido una salida más que interesante para tantos jóvenes inmersos en un país repleto de desposeídos, delincuentes e injusticias terribles. Que mejor lugar para tratar el miedo que un Dojo o similar, muchos de los que navegamos en este mundo hemos tenido una estrecha relación con ese sentimiento; se me ocurre que la necesidad de protección suele surgir del miedo a vivir en un mundo peligroso, o el querer hacerse fuerte nace del miedo a la fragilidad... Si queremos un mundo justo, donde no sea necesaria la fuerza bruta y el frágil no necesite de protección no estaría mal que se practique con el ejemplo. Me doy cuenta que mis palabras puedan parecer ilusas, utópicas, no factibles (no es la primera vez que me lo dicen) pero es lo que siento y pienso. Y espera que sigo... jeje, eso te pasa por preguntar...

    Otra cosa es estar o no preparado para reconducir una actitud o carácter de ese tipo, cada cual a de valorarse pero si eres justo la oportunidad no se le debería negar a nadie y si no se encuentra un camino de respeto mutuo pues invitarle a salir por donde un día entró. De todas formas por experiencia he visto que cuando un practicante no coincide con los compañeros o con los métodos de enseñanza del maestro éste saldrá a la busca de otros sujetos o artes que jueguen a su mismo nivel. En este mundo suele haber para todos los gustos.

    Y sobre la responsabilidad de enseñar a una persona a atacar o a defenderse y como utilizará esos conocimientos poco podemos hacer, hasta el alumno más hábil y correcto puede equivocarse algún día. Cierto es también que poseer un obi negro es agravante en una agresión pero para matar a alguien no hace falta ser un experto en artes marciales, solo hace falta echar un vistazo a las noticias, si alguien quiere hacer daño a otro ser éste lo conseguirá por sus propios medios, no me cabe duda. Como prevención la enseñanza siempre debería ser prudente, sin perder su esencia y valores, personalizada y estructurada a las condiciones de tus alumnos.... claro pero para eso requiere antes querer conocerlos de verdad.

    Leyéndote sé que un día no muy lejano seguro serás un buen maestro. Te estás formando con suficiente seriedad y profundidad para cuando llegue el momento decidir, para saber que hacer y cómo. Un abrazo enorme y gracias por escribir sobre temas que tanto me tocan la fibrilla. Un debate para seguir hablando durante horas con un buen té entre las manos, jeje.

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias por tu opinión, Vane, y por tus ánimos :)

    Supongo que todos somos humanos y errar cabe dentro de nuestras posibilidades. El entrenamiento y la experiencia nos permite ser menos propensos a ello a medida que avanzamos en el arte, pero al fin y al cabo nadie está exento de poder caer en esto en algún momento y no sería reprochable.

    Por tanto, hagamos las cosas con toda nuestra voluntad e intención. A veces se necesita más, pero confío en que cuando llegue el momento sabré cual es.

    Un abrazo muy fuerte.

    ResponderEliminar